jueves, 13 de diciembre de 2012
MEDIANA ¿CECA CELTÍBERA?
Versión lunes 17 de agosto de 2015
Introducción
Se conocen un centenar de cecas celtíberas (1), cuyos textos se leen sin dificultad desde que el Prof. granadino don Manuel Gómez Moreno (1870-1970) completara en 1922 el desciframiento del signario ibero. Como se sabe, este signario combina signos alfabéticos con signos silábicos, y fue utilizado posteriormente, con variantes, para escribir la lengua celtíbera. Esta lengua pertenece a la gran familia de lenguas indoeuropeas; no así el ibero que, además, solía escribirse de derecha a izquierda.
La casi totalidad de estas monedas celtíberas muestran en su reverso un jinete, cabalgando hacia la derecha, a veces asiendo una lanza guerrera (doríforo), a veces con una hoja de palmera sobre el hombro en señal de paz, más raramente empuñando una espada larga, o un arma falciforme, o un labrys. El nombre de la ceca aparece bajo las patas del caballo, escrito de izquierda a derecha.
Celtíbero, que no ibero
Estas monedas antiguas eran archiconocidas por su abundancia desde siempre. Con el nombre de «medallas autónomas», se estudiaron en (2) por Lastanosa. Ciudades como Huesca, Calatayud y Guadalajara hacen campear en su escudo heráldico ese jinete celtíbero, eso sí, ataviado con armadura medieval. Cuando, después de la guerra 1936-39 se acuñaron por primera vez monedas de aluminio, de 5 y de 10 céntimos de peseta de valor facial, se eligió para los anversos ese motivo del jinete doríforo, que había sido el reverso de las monedas celtíberas. Popularmente se les conocía como perras chicas y perras gordas, conservando el apelativo de las monedas de cobre de esos valores faciales, tras la adopción de la peseta como divisa monetaria por el Gobierno Provisional establecido tras el triunfo de la revolución de 1868, conocida como la Gloriosa. Para esas monedas de aluminio se extendió erróneamente la denominación de monedas del «jinete ibérico», induciendo a confusión entre iberos y celtíberos.
La ceca de MEDuAINUM
Este vocablo es un adjetivo étnico y, por su desinencia en -UM, un genitivo plural.
Son escasos los ejemplares conocidos de esta ceca, todos de bronce.
Los ases, de Ø 20-25 mm y algo menos de 9 g de peso, muestran en su anverso una cabeza viril de ensortijado cabello, mirando a derechas y con un torque céltico al cuello. A cada lado hay un delfín, lo que clasifica estas monedas en el grupo celtibérico de los dos delfines [Nota 1]. El reverso es el jinete celtíbero doríforo cabalgando hacia la derecha. Bajo las patas del caballo, el nombre de la ceca, adaptado a la curvatura de la moneda.
Los sémises (1/2 as), de unos 4 g, muestran, en el anverso, a la izquierda de una cabeza similar a la de los ases, un único delfín. En el reverso, el caballo cabalga sin jinete, a rienda suelta, también a derechas; bajo sus patas, las dos primeras letras de la ceca.
Los tratados numismáticos datan estas monedas, por su tipología, en las guerras sertorianas. Sin embargo, no han tenido fortuna las propuestas avanzadas hasta la fecha referentes a la ubicación de la ceca.
Mediano, deidad céltica
El dios Mediano se asociaba a los manantiales, lo que parece confirmar la toponimia. Así, en La Almunia de Doña Godina nace el río Mediano, que se deriva inmediatamente como acequia de riego. El topónimo, además de en Mediana de Aragón, se encuentra, por ejemplo, también en La Rioja, dando nombre a un célebre título nobiliario, y en el entorno del puerto de Velate, en Navarra.
La ciudad de los Castellazos
En el paraje Los Castellazos, a un par de kilómetros de Mediana, dominando el curso del río Ginel, se documenta un torreón cuadrangular incardinado en un complejo defensivo de hasta siete fosos: un complejo poliorcético sin parangón en la Península Ibérica. La anchura de los tres fosos que protegen la acrópolis es de 18, 16 y 10 metros, consecutivamente. El aparejo de las piedras utilizadas es singular, como lo es la utilización de grandes adobes, más laboriosos de fabricar que los mampuestos, pero mucho más resistentes a los impactos de arietes y catapultas. Curiosamente, las dimensiones de estos adobes (45 × 25 × 10 cm) coinciden al centímetro con las dimensiones de los adobes de la acrópolis de Eleusis (44/46 × 17/23 × 9,5/10 cm), según (8) pág. 38.
Es muy notable la técnica poliorcética de retallar o recortar verticalmente los cabezos, concretamente el cabezo Sur, sustituyendo así la construcción de una muralla por el recorte de la propia montaña. Esta técnica tan económica como inexpugnable se repetirá a lo largo de los siglos en muchos castillos y «fuerzas» (como las llama Zurita) de Aragón; por ejemplo, en el conjunto fortificado de la Calatayud islámica.
Al abrigo del área así fortificada se ha descubierto en Los Castellazos una ciudad en toda regla.
Cuando estaba a punto de concluir la última campaña de excavaciones (agosto de 2007), y bajo los niveles celtíberos cuya destrucción evidencia espesa capa de cenizas, salió a la luz una hilera de sillares bien labrados, datables en el Bronce Final.
El sábado 5 de enero de 2008, la directora de la excavación, Elena Maestro Zaldívar, nos obsequió con un avance de la última campaña de 2007.
De lo encontrado hasta la fecha por los diversos investigadores, se evidencia la categoría de ciudad de este yacimiento, ciudad cuyo nombre se desconoce.
Sin noticias desde 2008
La fotografía adjunta se realizó en agosto de 2015.
Dada como cierta la categoría de ciudad de la Edad del Bronce (y ciudades de la Edad del Bronce no abundan en la Península Ibérica), y habiendo encontrado ya en 2007 algo tan relevante como estos sillares labrados, cabría esperar un nuevo y más ambicioso replanteamiento de la investigación en este sector casi contiguo al río Ginel.
Sea por la crisis económica, sea por otros motivos, llevamos ocho años sin actividad arqueológica en este yacimiento, a pesar de ser extraordinariamente prometedor. En efecto, los sillares podrían formar parte de una muralla que se remontaría al 1.200 a.C., y debajo de la cual podrían aparecer niveles aún más antiguos ¿Hasta el 1.600 a.C. o el 1.800 a.C.?
El cuartel general de Sertorio
Próximo -unos trece kilómetros en línea recta- y al Norte de esta ciudad fortificada estuvo el cuartel general de Sertorio durante la segunda fase (años 77 a 72 a.C.) de las guerras sertorianas, cuartel general de Castra Ælia, cuya ubicación en la Cabañeta del Burgo de Ebro, junto al escarpe del Ebro, y a 18 km aguas abajo de la moderna Zaragoza, se da por cierta.
Los arqueólogos (11) vienen realizando allí excavaciones desde 1997, habiéndose descubierto que un foso de 32 m de anchura, en forma de U, apoyado en el escarpe del Ebro, delimitaba una ciudad de más de 20 Has.
LAGiNE, el yacimiento de La Corona, y la dama de Fuentes
A Oriente del foso han hallado también algunos restos.
Ver (11), donde se menciona también otra ciudad, excavada y estudiada por los mismos arqueólogos, en La Corona de Fuentes, a unos trece kilómetros aguas abajo de Zaragoza la Vieja, cerca de la antigua confluencia del Ginel y el Ebro. Se trataría de la ciudad sedetana de LAGiNE, también acuñadora de ases de bronce con el caballero celtíbero con palma en el reverso y cabeza imberbe con tres delfines en el anverso. (Ver 13, pág. 303).
En el yacimiento de La Corona se encontró una escultura de cuerpo entero de una dama, en bronce, que se conserva en el Museo de Zaragoza.
El santuario de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja
Contigua al yacimiento de Castra Ælia y aguas arriba del mismo, también junto al escarpe del Ebro, se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja. De allí procede una bellísima talla en madera policromada de una Virgen sedente, con el Niño sobre su rodilla izquierda, sosteniendo una manzana en su diestra. La obra se dataría a finales del s. XIII, y se puede admirar en el Museo de la archidiócesis cesaraugustana. Conviene recordar que este santuario de Zaragoza la Vieja estuvo adscrito durante muchos años a la parroquia zaragozana de San Miguel de los Navarros, cuyos feligreses caminaban en romería una vez al año hasta el referido santuario. Otra imagen similar, adquirida recientemente, y probablemente coetánea de la primera, de la que difiere en que la Señora sostiene una pera en lugar de una manzana, puede admirarse y venerarse en la zaragozana iglesia de San Gil.
Santuario de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja
Durante años estuvo adscrito a la parroquia zaragozana
de San Miguel de los Navarros, desde donde se iba en romería
El problema de ILDiRDa
En torno al santuario, sito detrás de la urbanización Virgen de la Columna, se han encontrado desde hace siglos multitud de restos antiguos, entre ellos numerosos ases de bronce con el jinete con palma y el texto ILDiRDa en signario celtíbero en el reverso; y rostro varonil afeitado, rodeado de tres diminutos delfines, en el anverso [2].
Algunos deducen que ése sería el nombre de una ciudad allí ubicada, ciudad que sería posteriormente arrasada por los senatoriales al mando de Pompeyo tras su victoria sobre Sertorio. La tipología y la cronología de las monedas de la ILDiRDa o ILTiRDa situada a orillas del Segre es diferente, por lo que se trataría -según algunos- de otro caso más de isonimia de dos ciudades. También difiere en ambas ciudades la grafía de las dos últimas letras.
La arqueología no se ha pronunciado todavía sobre si esta ciudad habría estado o no adosada a Castra Ælia, como parece lógico; de ser así, habría sentado un precedente de la συνωικια (synoikia o sinecismo) que después tendría lugar cuando Augusto englobó la SALDuIE celtíbera en la Colonia Cæsar Avgvsta (CCA en las monedas).
Mediana en el dispositivo defensivo de Castra Ælia
El hábil Sertorio, ganada la lealtad a muerte de los belos y de los celtíberos en general (no sin tomar Contrebia ¿cuál de las tres? tras 44 días de asedio), pidió a cada ciudad aliada que fabricase cuantas armas pudiese. Tal era su confianza en la calidad de las mismas. También la financiación de su guerra corrió a cargo de sus aliados celtíberos, que acuñaron en diversas cecas, entre ellas Bilbilis, ingentes cantidades de plata extraída de sus minas.
La amenaza de las tropas senatoriales vendría contra los sertorianos desde el Este: he ahí por qué la fortificación de Mediana era la llave del dispositivo defensivo del cuartel general sertoriano. Impedía, además, el acceso al agua del Ginel a los enemigos que, procedentes del Sureste, acabarían de cruzar dieciocho kilómetros de estepa. Durante las ofensivas de julio de 1936 y de julio de 1937, el calor y la ausencia de agua fueron terribles para las tropas procedentes de esa misma dirección, como todavía recuerdan los sobrevivientes.
Armamento celtíbero
Los soldados romanos toparon en la Celtiberia con una espada de doble filo mucho más larga que la suya y, sin embargo, ligera y flexible. Las fuentes romanas concuerdan en atribuir inigualable calidad al acero de las armas ofensivas celtíberas; abundan, por otra parte, en numerosos yacimientos, escorias del mineral utilizado.
En cuanto a las armas defensivas, la prensa ha publicado recientemente (9) la subasta en Alemania primero y en Inglaterra después de varios cascos celtíberos de bronce de inusual morfología y de extrema importancia científica e histórica. Habían sido rapiñados decenios atrás, procedentes de antigua ocultación en el municipio aragonés de Aranda de Moncayo, y las autoridades españolas estarían intentando recuperarlos. Serían otra prueba más de la superior calidad de las armas celtíberas, en este caso, defensivas.
Por lo que respecta a su modo de guerrear, los celtíberos acudían a caballo al escenario bélico; una vez allí podían pelear a caballo o bien apearse y seguir la lucha como tropas de infantería. Sus caballos grises (Ver 10, citando a Estrabón 3, 4, 15, que a su vez lo toma de Posidonio) de gran alzada [3] estaban entrenados para sentarse, como los camellos, y así facilitar el ser desmontados y, tras descansar ocultos al enemigo, ser montados después por guerreros, tal vez heridos.
No es extraño, tras lo antedicho, y dada su extraordinaria bravura en el combate [4], que los celtíberos obtuvieran resonantes victorias. El año 153 a.C. derrotan al cónsul Quinto Fulvio Nobilior; en 140 a Pompeyo Aulo; en 137 al también cónsul Mancino, en la memorable batalla de Renieblas, cerca de Numancia. El asedio y destrucción de Numancia el año 133 pone fin a las guerras celtibéricas.
Roma copió el diseño armamentístico celtíbero, sin conseguir jamás igualar la calidad del acero. Roma cambió el inicio de su calendario, que empezaba en marzo, mes dedicado a Marte, dios de la guerra. La guerra contra Segeda (año 153) indujo a abrir el año dos meses antes, con el mes de Enero, en latín Januario (de janua, puerta), para así disponer de más tiempo en Hispania para sus actividades bélicas contra los belos de Segeda.
Dos decenios después del fin de Numancia, la terrible invasión de cimbrios y teutones infligió a la república romana una serie de espantosas derrotas: el año 112 derrotaron y capturaron en la batalla de Noreia, en Carintia, al cónsul Cneo Papirio Carbón que trataba de cortarles el paso; en 109 invadieron la Galia Narbonense y derrotaron al ejército de Marco Junio Silano y, dentro de ese mismo año, vencieron también al cónsul Lucio Casio Longino, cerca del actual Burdeos; en 105 aniquilaron en la batalla de Arausio, junto al Ródano, a los enormes ejércitos del procónsul Quinto Servilio Cepión y del cónsul Cneo Manlio Máximo. Este desastre fue el mayor sufrido por Roma desde Cannas.
El año 104, los cimbrios cruzaron los Pirineos asolando el Nordeste peninsular y pasando al actual Aragón, a territorio celtíbero.
Fueron por fin los celtíberos quienes derrotaron a los hasta entonces invencibles cimbrios, que abandonaron para siempre Hispania, repasando los Pirineos. Serían finalmente derrotados hasta el exterminio por Roma el año 101 en la batalla de Vercellæ, tras ser vencidos sus aliados los teutones el año anterior en Aquæ Sextæ.
Propuesta a los investigadores
Es larga la lista de cecas celtíberas de ubicación incierta, y no todas las ciudades existentes en esos años acuñaron moneda.
Pero, dada la importancia excepcional del yacimiento de Los Castellazos, es más que probable que la ciudad acuñara moneda, en cuyo caso, alguna de estas cecas correspondería a la ciudad de Los Castellazos. Propongo, basado en las consideraciones anteriores, y dada la similitud del nombre (para el que se ha sugerido, sin aceptación, la localidad de Villamediana, en La Rioja), que la referida ceca de MEDuAINUM sea, en realidad, Mediana.
Error cartográfico
Contiguo a la Villa de Mediana hay un barrio de las Eras (Bajas), y unas Eras Altas, alejadas del núcleo urbano, donde la fotografía aérea evidencia una ciudad importante abandonada desde hace siglos. Sus ruinas incultivables se aprovecharon como eras, construyendo pajares con los mampuestos esparcidos por el terreno, como en Velilla de Ebro y en tantos otros puntos.
La cartografía (excepto el Atlas de Carreteras de Aragón) yerra con pertinacia en llamar «Bajas» a las Eras Altas de Mediana, error del que no se libran los denostados mapas que Apple incorpora en su, por lo demás, maravilloso iPhone 5.
Conclusión
Cabe a los profesionales de la arqueologia y de la numismática confirmar o desmentir esta hipótesis que aquí presento brevemente.
(1) Historia monetaria de Hispania antigua; autores: C. Alfaro Asíns, A. Arévalo González, M. Campo Díaz, F. Chaves Tristán, A. Domínguez Arranz, y F. P. Ripollés Alegre; edita: Jesús Vicó, S. A.; Madrid, 1997.
(2) Museo de las medallas desconocidas españolas; autor: Juan Francisco Andrés de Uztarroz; editor: Vincencio Juan de Lastanosa, señor de Figaruelas; imprimió: Juan Nogués; Huesca, 1645.
(3) Los Castellazos de Mediana (Zaragoza); autor: Manuel Martín Bueno; Caesaraugusta 29-30, pp. 201-202; Zaragoza, 1967.
(4) Notas acerca de un yacimiento en la zona de Mediana de Aragón; autor: M. Martín Bueno; Caesaraugusta 33-34, pp. 169-182; Zaragoza, 1969-70.
(5) Las acumulaciones holocenas y su datación arqueológica en Mediana de Aragón (Zaragoza); autores: F. Burillo, M. Gutiérrez y J. L. Peña; Revista del Colegio Universitario de Logroño, 1982.
(6) Los Castellazos. Mediana de Aragón. Informe previo de la primera campaña de excavaciones; Boletín nº 5 del Museo de Zaragoza en homenaje a don Antonio Beltrán; autora: Elena Maestro Zaldívar; edita Museo de Zaragoza; Zaragoza, 1986.
(7) El yacimiento de Los Castellazos, Mediana de Aragón; comunicación presentada en el XIX Congreso Nacional de Arqueología-Zaragoza, 1989; autores: Elena Maestro Zaldívar y F. Maneros López.
(8) Arquitectura de tierra y madera en la protohistoria del Valle Medio del Ebro, y su relación con la del Mediterráneo; autor: José Ángel Asensio Esteban; Caesaraugusta, nº 71, pp. 23-56; Zaragoza, 1995.
(9) Diario zaragozano Heraldo de Aragón, 26 abr 2012; y de nuevo jue 1 dic 2012: «Christie's vende, por 90.000 euros, tres cascos celtíberos que reclamaba Aragón»; y vie 2 dic 2012: «Dos cascos más subastados en Londres»; diario madrileño El País, de 6 nov 2012: «Los cascos que no quiso Cultura».
(10) Los celtíberos; autor: Alberto J. Lorrio.
(11) La Cabañeta y La Corona: dos ciudades antiguas a orillas del Ebro; autores: Antonio Ferreruela Gonzalo y José Antonio Mínguez Morales.
(12) Salduie, ciudad ibérica; autores: Guillermo Fatás Cabeza y Miguel Beltrán Lloris; editan: Ayuntamiento de Zaragoza y Caja de Ahorros de la Inmaculada; Zaragoza, 1997.
(13) Los celtíberos. Etnias y estados; autor: Francisco Burillo Mozota; edita: Crítica; Barcelona, 1998.
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Introducción
Se conocen un centenar de cecas celtíberas (1), cuyos textos se leen sin dificultad desde que el Prof. granadino don Manuel Gómez Moreno (1870-1970) completara en 1922 el desciframiento del signario ibero. Como se sabe, este signario combina signos alfabéticos con signos silábicos, y fue utilizado posteriormente, con variantes, para escribir la lengua celtíbera. Esta lengua pertenece a la gran familia de lenguas indoeuropeas; no así el ibero que, además, solía escribirse de derecha a izquierda.
La casi totalidad de estas monedas celtíberas muestran en su reverso un jinete, cabalgando hacia la derecha, a veces asiendo una lanza guerrera (doríforo), a veces con una hoja de palmera sobre el hombro en señal de paz, más raramente empuñando una espada larga, o un arma falciforme, o un labrys. El nombre de la ceca aparece bajo las patas del caballo, escrito de izquierda a derecha.
Celtíbero, que no ibero
Estas monedas antiguas eran archiconocidas por su abundancia desde siempre. Con el nombre de «medallas autónomas», se estudiaron en (2) por Lastanosa. Ciudades como Huesca, Calatayud y Guadalajara hacen campear en su escudo heráldico ese jinete celtíbero, eso sí, ataviado con armadura medieval. Cuando, después de la guerra 1936-39 se acuñaron por primera vez monedas de aluminio, de 5 y de 10 céntimos de peseta de valor facial, se eligió para los anversos ese motivo del jinete doríforo, que había sido el reverso de las monedas celtíberas. Popularmente se les conocía como perras chicas y perras gordas, conservando el apelativo de las monedas de cobre de esos valores faciales, tras la adopción de la peseta como divisa monetaria por el Gobierno Provisional establecido tras el triunfo de la revolución de 1868, conocida como la Gloriosa. Para esas monedas de aluminio se extendió erróneamente la denominación de monedas del «jinete ibérico», induciendo a confusión entre iberos y celtíberos.
Anversos de monedas de aluminio de 5 céntimos y de 10 céntimos de peseta,
con el jinete celtíbero doríforo cabalgando hacia la derecha
Este vocablo es un adjetivo étnico y, por su desinencia en -UM, un genitivo plural.
Son escasos los ejemplares conocidos de esta ceca, todos de bronce.
Los ases, de Ø 20-25 mm y algo menos de 9 g de peso, muestran en su anverso una cabeza viril de ensortijado cabello, mirando a derechas y con un torque céltico al cuello. A cada lado hay un delfín, lo que clasifica estas monedas en el grupo celtibérico de los dos delfines [Nota 1]. El reverso es el jinete celtíbero doríforo cabalgando hacia la derecha. Bajo las patas del caballo, el nombre de la ceca, adaptado a la curvatura de la moneda.
Los sémises (1/2 as), de unos 4 g, muestran, en el anverso, a la izquierda de una cabeza similar a la de los ases, un único delfín. En el reverso, el caballo cabalga sin jinete, a rienda suelta, también a derechas; bajo sus patas, las dos primeras letras de la ceca.
Los tratados numismáticos datan estas monedas, por su tipología, en las guerras sertorianas. Sin embargo, no han tenido fortuna las propuestas avanzadas hasta la fecha referentes a la ubicación de la ceca.
MEDuAINUM tal como aparece escrito en las monedas;
la delta es, en celtíbero, un signo silábico equivalente a «Du» o «Tu».
Mediano, deidad céltica
El dios Mediano se asociaba a los manantiales, lo que parece confirmar la toponimia. Así, en La Almunia de Doña Godina nace el río Mediano, que se deriva inmediatamente como acequia de riego. El topónimo, además de en Mediana de Aragón, se encuentra, por ejemplo, también en La Rioja, dando nombre a un célebre título nobiliario, y en el entorno del puerto de Velate, en Navarra.
La ciudad de los Castellazos
En el paraje Los Castellazos, a un par de kilómetros de Mediana, dominando el curso del río Ginel, se documenta un torreón cuadrangular incardinado en un complejo defensivo de hasta siete fosos: un complejo poliorcético sin parangón en la Península Ibérica. La anchura de los tres fosos que protegen la acrópolis es de 18, 16 y 10 metros, consecutivamente. El aparejo de las piedras utilizadas es singular, como lo es la utilización de grandes adobes, más laboriosos de fabricar que los mampuestos, pero mucho más resistentes a los impactos de arietes y catapultas. Curiosamente, las dimensiones de estos adobes (45 × 25 × 10 cm) coinciden al centímetro con las dimensiones de los adobes de la acrópolis de Eleusis (44/46 × 17/23 × 9,5/10 cm), según (8) pág. 38.
Los Castellazos: vista panorámica desde el Sur
A la izquierda de la foto, emergiendo de la niebla, los fosos 6 y 7 delimitan un bastión;
en el centro, el cabezo retallado; a la derecha, dos fosos consecutivos
Es muy notable la técnica poliorcética de retallar o recortar verticalmente los cabezos, concretamente el cabezo Sur, sustituyendo así la construcción de una muralla por el recorte de la propia montaña. Esta técnica tan económica como inexpugnable se repetirá a lo largo de los siglos en muchos castillos y «fuerzas» (como las llama Zurita) de Aragón; por ejemplo, en el conjunto fortificado de la Calatayud islámica.
Primer plano del cabezo retallado verticalmente para hacerlo inexpugnable
Al abrigo del área así fortificada se ha descubierto en Los Castellazos una ciudad en toda regla.
Los Castellazos
Al Norte, atravesando su huerta, el río Ginel discurre de Oeste a Este.
Al Oeste y al Sur, la A-222 remonta en S la cuesta de Valdezamar hacia Belchite.
El cabezo próximo a la carretera está retallado verticalmente
Al Este, los fosos son resaltados por la luz rasante.
El área elíptica en el centro de la imagen es la bien protegida ciudad;
se distinguen las casas excavadas por los arqueólogos
Cuando estaba a punto de concluir la última campaña de excavaciones (agosto de 2007), y bajo los niveles celtíberos cuya destrucción evidencia espesa capa de cenizas, salió a la luz una hilera de sillares bien labrados, datables en el Bronce Final.
Aparición en Los Castellazos de los sillares de la Edad del Bronce
El sábado 5 de enero de 2008, la directora de la excavación, Elena Maestro Zaldívar, nos obsequió con un avance de la última campaña de 2007.
De lo encontrado hasta la fecha por los diversos investigadores, se evidencia la categoría de ciudad de este yacimiento, ciudad cuyo nombre se desconoce.
Sin noticias desde 2008
La fotografía adjunta se realizó en agosto de 2015.
Dada como cierta la categoría de ciudad de la Edad del Bronce (y ciudades de la Edad del Bronce no abundan en la Península Ibérica), y habiendo encontrado ya en 2007 algo tan relevante como estos sillares labrados, cabría esperar un nuevo y más ambicioso replanteamiento de la investigación en este sector casi contiguo al río Ginel.
Sea por la crisis económica, sea por otros motivos, llevamos ocho años sin actividad arqueológica en este yacimiento, a pesar de ser extraordinariamente prometedor. En efecto, los sillares podrían formar parte de una muralla que se remontaría al 1.200 a.C., y debajo de la cual podrían aparecer niveles aún más antiguos ¿Hasta el 1.600 a.C. o el 1.800 a.C.?
Los Castellazos, cerca de Mediana de Aragón
Sillares de la Edad del Bronce en el centro de la fotografía (agosto de 2015)
El cuartel general de Sertorio
Próximo -unos trece kilómetros en línea recta- y al Norte de esta ciudad fortificada estuvo el cuartel general de Sertorio durante la segunda fase (años 77 a 72 a.C.) de las guerras sertorianas, cuartel general de Castra Ælia, cuya ubicación en la Cabañeta del Burgo de Ebro, junto al escarpe del Ebro, y a 18 km aguas abajo de la moderna Zaragoza, se da por cierta.
Los arqueólogos (11) vienen realizando allí excavaciones desde 1997, habiéndose descubierto que un foso de 32 m de anchura, en forma de U, apoyado en el escarpe del Ebro, delimitaba una ciudad de más de 20 Has.
Al Norte, junto al escarpe del Ebro, Zaragoza la Vieja (¿ILDiRDa?),
en torno al santuario de Nª Sª de Zaragoza la Vieja, a la que se adosaría CASTRA ÆLIA.
Remontando la Val de Baress en dirección Sur se alcanza La Salada de Mediana;
desde allí, por el camino de la Millera se accede al valle del Ginel
y a la ciudad fortificada de Los Castellazos, al Suroeste de Mediana
LAGiNE, el yacimiento de La Corona, y la dama de Fuentes
A Oriente del foso han hallado también algunos restos.
Ver (11), donde se menciona también otra ciudad, excavada y estudiada por los mismos arqueólogos, en La Corona de Fuentes, a unos trece kilómetros aguas abajo de Zaragoza la Vieja, cerca de la antigua confluencia del Ginel y el Ebro. Se trataría de la ciudad sedetana de LAGiNE, también acuñadora de ases de bronce con el caballero celtíbero con palma en el reverso y cabeza imberbe con tres delfines en el anverso. (Ver 13, pág. 303).
En el yacimiento de La Corona se encontró una escultura de cuerpo entero de una dama, en bronce, que se conserva en el Museo de Zaragoza.
Reproducción en bronce de la cabeza de la Dama de Fuentes
El santuario de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja
Contigua al yacimiento de Castra Ælia y aguas arriba del mismo, también junto al escarpe del Ebro, se encuentra el santuario de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja. De allí procede una bellísima talla en madera policromada de una Virgen sedente, con el Niño sobre su rodilla izquierda, sosteniendo una manzana en su diestra. La obra se dataría a finales del s. XIII, y se puede admirar en el Museo de la archidiócesis cesaraugustana. Conviene recordar que este santuario de Zaragoza la Vieja estuvo adscrito durante muchos años a la parroquia zaragozana de San Miguel de los Navarros, cuyos feligreses caminaban en romería una vez al año hasta el referido santuario. Otra imagen similar, adquirida recientemente, y probablemente coetánea de la primera, de la que difiere en que la Señora sostiene una pera en lugar de una manzana, puede admirarse y venerarse en la zaragozana iglesia de San Gil.
Santuario de Nuestra Señora de Zaragoza la Vieja
Durante años estuvo adscrito a la parroquia zaragozana
de San Miguel de los Navarros, desde donde se iba en romería
El problema de ILDiRDa
En torno al santuario, sito detrás de la urbanización Virgen de la Columna, se han encontrado desde hace siglos multitud de restos antiguos, entre ellos numerosos ases de bronce con el jinete con palma y el texto ILDiRDa en signario celtíbero en el reverso; y rostro varonil afeitado, rodeado de tres diminutos delfines, en el anverso [2].
ILDiRDa
Algunos deducen que ése sería el nombre de una ciudad allí ubicada, ciudad que sería posteriormente arrasada por los senatoriales al mando de Pompeyo tras su victoria sobre Sertorio. La tipología y la cronología de las monedas de la ILDiRDa o ILTiRDa situada a orillas del Segre es diferente, por lo que se trataría -según algunos- de otro caso más de isonimia de dos ciudades. También difiere en ambas ciudades la grafía de las dos últimas letras.
La arqueología no se ha pronunciado todavía sobre si esta ciudad habría estado o no adosada a Castra Ælia, como parece lógico; de ser así, habría sentado un precedente de la συνωικια (synoikia o sinecismo) que después tendría lugar cuando Augusto englobó la SALDuIE celtíbera en la Colonia Cæsar Avgvsta (CCA en las monedas).
Mediana en el dispositivo defensivo de Castra Ælia
El hábil Sertorio, ganada la lealtad a muerte de los belos y de los celtíberos en general (no sin tomar Contrebia ¿cuál de las tres? tras 44 días de asedio), pidió a cada ciudad aliada que fabricase cuantas armas pudiese. Tal era su confianza en la calidad de las mismas. También la financiación de su guerra corrió a cargo de sus aliados celtíberos, que acuñaron en diversas cecas, entre ellas Bilbilis, ingentes cantidades de plata extraída de sus minas.
La amenaza de las tropas senatoriales vendría contra los sertorianos desde el Este: he ahí por qué la fortificación de Mediana era la llave del dispositivo defensivo del cuartel general sertoriano. Impedía, además, el acceso al agua del Ginel a los enemigos que, procedentes del Sureste, acabarían de cruzar dieciocho kilómetros de estepa. Durante las ofensivas de julio de 1936 y de julio de 1937, el calor y la ausencia de agua fueron terribles para las tropas procedentes de esa misma dirección, como todavía recuerdan los sobrevivientes.
Armamento celtíbero
Los soldados romanos toparon en la Celtiberia con una espada de doble filo mucho más larga que la suya y, sin embargo, ligera y flexible. Las fuentes romanas concuerdan en atribuir inigualable calidad al acero de las armas ofensivas celtíberas; abundan, por otra parte, en numerosos yacimientos, escorias del mineral utilizado.
En cuanto a las armas defensivas, la prensa ha publicado recientemente (9) la subasta en Alemania primero y en Inglaterra después de varios cascos celtíberos de bronce de inusual morfología y de extrema importancia científica e histórica. Habían sido rapiñados decenios atrás, procedentes de antigua ocultación en el municipio aragonés de Aranda de Moncayo, y las autoridades españolas estarían intentando recuperarlos. Serían otra prueba más de la superior calidad de las armas celtíberas, en este caso, defensivas.
Por lo que respecta a su modo de guerrear, los celtíberos acudían a caballo al escenario bélico; una vez allí podían pelear a caballo o bien apearse y seguir la lucha como tropas de infantería. Sus caballos grises (Ver 10, citando a Estrabón 3, 4, 15, que a su vez lo toma de Posidonio) de gran alzada [3] estaban entrenados para sentarse, como los camellos, y así facilitar el ser desmontados y, tras descansar ocultos al enemigo, ser montados después por guerreros, tal vez heridos.
Tres de los extraordinarios cascos celtíberos de bronce
subastados recientemente
No es extraño, tras lo antedicho, y dada su extraordinaria bravura en el combate [4], que los celtíberos obtuvieran resonantes victorias. El año 153 a.C. derrotan al cónsul Quinto Fulvio Nobilior; en 140 a Pompeyo Aulo; en 137 al también cónsul Mancino, en la memorable batalla de Renieblas, cerca de Numancia. El asedio y destrucción de Numancia el año 133 pone fin a las guerras celtibéricas.
Roma copió el diseño armamentístico celtíbero, sin conseguir jamás igualar la calidad del acero. Roma cambió el inicio de su calendario, que empezaba en marzo, mes dedicado a Marte, dios de la guerra. La guerra contra Segeda (año 153) indujo a abrir el año dos meses antes, con el mes de Enero, en latín Januario (de janua, puerta), para así disponer de más tiempo en Hispania para sus actividades bélicas contra los belos de Segeda.
Dos decenios después del fin de Numancia, la terrible invasión de cimbrios y teutones infligió a la república romana una serie de espantosas derrotas: el año 112 derrotaron y capturaron en la batalla de Noreia, en Carintia, al cónsul Cneo Papirio Carbón que trataba de cortarles el paso; en 109 invadieron la Galia Narbonense y derrotaron al ejército de Marco Junio Silano y, dentro de ese mismo año, vencieron también al cónsul Lucio Casio Longino, cerca del actual Burdeos; en 105 aniquilaron en la batalla de Arausio, junto al Ródano, a los enormes ejércitos del procónsul Quinto Servilio Cepión y del cónsul Cneo Manlio Máximo. Este desastre fue el mayor sufrido por Roma desde Cannas.
El año 104, los cimbrios cruzaron los Pirineos asolando el Nordeste peninsular y pasando al actual Aragón, a territorio celtíbero.
Fueron por fin los celtíberos quienes derrotaron a los hasta entonces invencibles cimbrios, que abandonaron para siempre Hispania, repasando los Pirineos. Serían finalmente derrotados hasta el exterminio por Roma el año 101 en la batalla de Vercellæ, tras ser vencidos sus aliados los teutones el año anterior en Aquæ Sextæ.
Propuesta a los investigadores
Es larga la lista de cecas celtíberas de ubicación incierta, y no todas las ciudades existentes en esos años acuñaron moneda.
Pero, dada la importancia excepcional del yacimiento de Los Castellazos, es más que probable que la ciudad acuñara moneda, en cuyo caso, alguna de estas cecas correspondería a la ciudad de Los Castellazos. Propongo, basado en las consideraciones anteriores, y dada la similitud del nombre (para el que se ha sugerido, sin aceptación, la localidad de Villamediana, en La Rioja), que la referida ceca de MEDuAINUM sea, en realidad, Mediana.
Error cartográfico
Contiguo a la Villa de Mediana hay un barrio de las Eras (Bajas), y unas Eras Altas, alejadas del núcleo urbano, donde la fotografía aérea evidencia una ciudad importante abandonada desde hace siglos. Sus ruinas incultivables se aprovecharon como eras, construyendo pajares con los mampuestos esparcidos por el terreno, como en Velilla de Ebro y en tantos otros puntos.
La cartografía (excepto el Atlas de Carreteras de Aragón) yerra con pertinacia en llamar «Bajas» a las Eras Altas de Mediana, error del que no se libran los denostados mapas que Apple incorpora en su, por lo demás, maravilloso iPhone 5.
Conclusión
Cabe a los profesionales de la arqueologia y de la numismática confirmar o desmentir esta hipótesis que aquí presento brevemente.
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NOTAS
[1] En (13), pág. 304, se enumeran en este grupo de los dos delfines, con 8,76 g y Ø 20-25 mm, y siguiendo a Villaronga, las siguientes cecas: CaRALUZ, OCaLACoM, OROSIZ, SAMALA, SEGaIZA/Segeda, TaBaNIU, TaMUSIA, TeRGaCcoM/Tierga, ROTuRKoM, TiTuM (con arado y delfín en el anverso), LUTiACoS (con leyenda encima de la línea), y MEDuAINUM y Leitasama/Ledesma (con leyenda curva). Todas son de bronce, y todas de 1 as, excepto MEDuAINUM, que también acuña monedas de 1/2 as.
Para Orosiz, diversos autores proponen una ubicación próxima a Caminreal; sin embargo, La Caridad es CARÆ. Ver mi artículo La Ruta 31 del Itinerario de Antonino: 380 km desde Cesaraugusta hasta allende la cabecera del Guadiana en el portal
[2] Otras cecas celtíberas del grupo de los tres delfines son ALAUN/Alagón, SALDuIE/Zaragoza, CoNTeBaKoM BeL/Botorrita, KeLSE/Gelsa, SEDeISKeN.
[3] La alzada de estos caballos puede estimarse examinando las monedas. Desde luego es mayor que la de los pequeños caballos del ejército de terracota en Xian, o la de los caballos siberianos de Przewalsky, o la de los caballos de los mongoles.
[4] Las alusiones a la bravura de los celtíberos son frecuentes. Quizá la más solvente sea el bronce encontrado en Ascoli (Italia), que reseña la extraordinaria concesión de la ciudadanía romana, VIRTVTIS CAVSA (a causa de su valor), junto con otras recompensas, por el cónsul Cneo Pompeyo a los EQVITES (caballeros) de la Turma Salluitana A.D. XIV. K. DEC (14 días antes de las calendas de diciembre, o sea, el 17 de noviembre). Ver (12), págs. 51 a 60: el mejor estudio que he encontrado sobre este tema.
Cneo Pompeyo Estrabón y su colega Lucio Porcio Catón fueron cónsules de la República Romana el año 89 antes de Cristo.
[3] La alzada de estos caballos puede estimarse examinando las monedas. Desde luego es mayor que la de los pequeños caballos del ejército de terracota en Xian, o la de los caballos siberianos de Przewalsky, o la de los caballos de los mongoles.
[4] Las alusiones a la bravura de los celtíberos son frecuentes. Quizá la más solvente sea el bronce encontrado en Ascoli (Italia), que reseña la extraordinaria concesión de la ciudadanía romana, VIRTVTIS CAVSA (a causa de su valor), junto con otras recompensas, por el cónsul Cneo Pompeyo a los EQVITES (caballeros) de la Turma Salluitana A.D. XIV. K. DEC (14 días antes de las calendas de diciembre, o sea, el 17 de noviembre). Ver (12), págs. 51 a 60: el mejor estudio que he encontrado sobre este tema.
Cneo Pompeyo Estrabón y su colega Lucio Porcio Catón fueron cónsules de la República Romana el año 89 antes de Cristo.
PUBLICACIONES
(1) Historia monetaria de Hispania antigua; autores: C. Alfaro Asíns, A. Arévalo González, M. Campo Díaz, F. Chaves Tristán, A. Domínguez Arranz, y F. P. Ripollés Alegre; edita: Jesús Vicó, S. A.; Madrid, 1997.
(2) Museo de las medallas desconocidas españolas; autor: Juan Francisco Andrés de Uztarroz; editor: Vincencio Juan de Lastanosa, señor de Figaruelas; imprimió: Juan Nogués; Huesca, 1645.
(3) Los Castellazos de Mediana (Zaragoza); autor: Manuel Martín Bueno; Caesaraugusta 29-30, pp. 201-202; Zaragoza, 1967.
(4) Notas acerca de un yacimiento en la zona de Mediana de Aragón; autor: M. Martín Bueno; Caesaraugusta 33-34, pp. 169-182; Zaragoza, 1969-70.
(5) Las acumulaciones holocenas y su datación arqueológica en Mediana de Aragón (Zaragoza); autores: F. Burillo, M. Gutiérrez y J. L. Peña; Revista del Colegio Universitario de Logroño, 1982.
(6) Los Castellazos. Mediana de Aragón. Informe previo de la primera campaña de excavaciones; Boletín nº 5 del Museo de Zaragoza en homenaje a don Antonio Beltrán; autora: Elena Maestro Zaldívar; edita Museo de Zaragoza; Zaragoza, 1986.
(7) El yacimiento de Los Castellazos, Mediana de Aragón; comunicación presentada en el XIX Congreso Nacional de Arqueología-Zaragoza, 1989; autores: Elena Maestro Zaldívar y F. Maneros López.
(8) Arquitectura de tierra y madera en la protohistoria del Valle Medio del Ebro, y su relación con la del Mediterráneo; autor: José Ángel Asensio Esteban; Caesaraugusta, nº 71, pp. 23-56; Zaragoza, 1995.
(9) Diario zaragozano Heraldo de Aragón, 26 abr 2012; y de nuevo jue 1 dic 2012: «Christie's vende, por 90.000 euros, tres cascos celtíberos que reclamaba Aragón»; y vie 2 dic 2012: «Dos cascos más subastados en Londres»; diario madrileño El País, de 6 nov 2012: «Los cascos que no quiso Cultura».
(10) Los celtíberos; autor: Alberto J. Lorrio.
(11) La Cabañeta y La Corona: dos ciudades antiguas a orillas del Ebro; autores: Antonio Ferreruela Gonzalo y José Antonio Mínguez Morales.
(12) Salduie, ciudad ibérica; autores: Guillermo Fatás Cabeza y Miguel Beltrán Lloris; editan: Ayuntamiento de Zaragoza y Caja de Ahorros de la Inmaculada; Zaragoza, 1997.
(13) Los celtíberos. Etnias y estados; autor: Francisco Burillo Mozota; edita: Crítica; Barcelona, 1998.
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Comentarios:
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Magnífico artículo.
Desde el más absoluto desconocimiento... Es la numismática la que hace pensar que ciudades como la de Los Castellazos, Salduie, Kelse, etc... sean celtíberas?. Hasta ahora creía tener claro que dichas ciudades pertenecían a adscripción íbera sedetana.
Muchas gracias.
Desde el más absoluto desconocimiento... Es la numismática la que hace pensar que ciudades como la de Los Castellazos, Salduie, Kelse, etc... sean celtíberas?. Hasta ahora creía tener claro que dichas ciudades pertenecían a adscripción íbera sedetana.
Muchas gracias.
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